jueves, 29 de octubre de 2009

Arnold


Hace mucho tiempo había una niña que se llamaba Caperucita Verde. La llamaban así porque tenía una capa de ese color.
Un día su mamá le ordenó que le llevara unos pastelitos a su abuelita.
— Tené cuidado. — Le dijo.
Caperucita tomó en cuenta lo que su madre le había dicho.
Caperucita estaba jugando con los conejitos y vio a un lobo.
Veía que el lobo estaba hambriento y le dio un pastelito.
El lobo agradeció la comida.
— ¿A dónde vas niña? — preguntó el lobo.
— A la casa de mi abuelita.
— ¿Te puedo acompañar, Caperucita?
— Sí.
Se fueron caminando hasta llegar a la casa de la abuelita.
Tocaron la puerta y la abuelita dijo:
— Pasa.
— Hola, abuelita,
— Hola, nieta.
— Mi mamá te ha preparado unos ricos pastelitos de manzana.
— ¡Qué buen olorcito tienen!
— Sientate a la mesa, que vamos a comer.
— ¿Mi amigo también puede comer?
— Por supuesto, Caperucita.
— Gracias, señora. — dijo el lobo.
— De nada.
— Fue una deliciosa comida. — dijo el lobo.
Después de eso, el lobo se fue y nunca más volvió a aparecer por ahí.

Autor: Arnold 3° A - 2009

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